martes, 30 de noviembre de 2010

Hoy es San Andrés................"El primer llamado".


"Curro", preguntaba la mamá de nuestro amigo, hace unos 50 años, " Sabes quye dia es hoy?"..."No, mamá", contestaba el niño Curro............" Pues que sepas que es San Andrés, que falta para Nochebuena , tres semanas y dias tres".............apostillaba la Señora María, mamá de nuestro amigo Curro.....de eso, hace ya 50 años.

San Andrés (cuyo nombre significa "varonil") nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.

Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: "He ahí el cordero de Dios". Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: "¿Qué buscan?". Ellos le dijeron: "Señor: ¿dónde vives?". Jesús les respondió: "Venga y verán". Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde.

Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado).

Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: "Vengan y verán". Esa llamada cambió su vida para siempre.

Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: "Hemos encontrado al Salvador del mundo" y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.

Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: "Vengan y me siguen", y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: "De ahora en adelante serán pescadores de almas".

El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.

En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.

Un escrito que data del siglo III, el "Fragmento de Muratori" dice: "Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba’".

Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: "Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo".

La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.

San Andrés, es Patrono de Rusia y Escocia

« Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste
la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar
a Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente
fieles en todo, hasta la muerte. »


Desde aquí, vuestro sitio, lugar , pantalla etc.............Felicidades Andres , Andrea , andresitas etc.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Esperándote , Señor !!!!!!!!!!!! (Evangelio dominical)


El Adviento es un tiempo cuyo nombre (adventus) significa “venida”. Al revivir la espera gozosa del Mesías en su Encarnación, preparamos el Regreso del Señor al fin de los tiempos : Vino, Viene, Volverá.


Hay esperas y esperas. No es lo mismo la espera del padre que en la sala de espera del hospital aguarda que le comuniquen el nacimiento de su hijo que la del soldado que en la trinchera aguarda el comienzo de la batalla. No es lo mismo el adviento que el espíritu de las lecturas de estos últimos domingos que nos hablaban casi del fin del mundo con imágenes terroríficas de destrucción y cataclismos cósmicos.

Es que ya hemos comenzado el Adviento. Comienza un nuevo año litúrgico, la oportunidad de domingo a domingo volver a meditar los grandes misterios de la vida de nuestro señor Jesucristo, el centro, el Alfa y la Omega, el principio y el fin de nuestra fe. Si seguimos aquí, si somos miembros de la comunidad creyentes es porque la figura de Jesús sigue estando en el centro de nuestros pensamientos. Y su reino es el sueño que anima nuestro compromiso. Y su Padre nos hace sentirnos miembros de la misma familia de Jesús y hermanos de todos los hombres y mujeres de nuestro mundo. Y su Espíritu lo sentimos dentro de nosotros, animando nuestra vida, impulsando nuestros esfuerzos por crear fraternidad y vencer al odio y la violencia que demasiadas veces nos hacen hundirnos en el barro de la historia.



Comienza el Adviento

Y el primer misterio que hay que celebrar es el nacimiento de Jesús. No es un nacimiento más. Nos habla de la encarnación del Hijo de Dios. Nada es accidental en ese nacimiento. Todos los detalles tienen un poderoso significado para nuestra fe. Por eso no podemos llegar a celebrar la Navidad sin una adecuada preparación. El Adviento es ese tiempo que nos dispone para celebrar la Navidad, para darnos cuenta de lo que celebramos y vivimos, para que llegue a lo más hondo de nuestro corazón y entendimiento el misterio de un Dios hecho niño en un pesebre.

Adviento es tiempo de espera alegre. Lo que se nos viene encima no es una amenaza sino una gracia. La invitación a estar en vela no es para estar preparados ante el desastre final sino para disfrutar en comunidad de una espera que es casi tan alegre y gozosa como la misma celebración del hecho. En la espera anticipamos la realidad que viene, la presencia de Dios entre nosotros. En la espera nos permitimos soñar con un mundo diferente. Y ese sueño transforma ya nuestra manera de comportarnos, nos hace vivir de otra manera.

En la espera, volvemos a leer los textos de los antiguos profetas y sus palabras resuenan en nuestro corazón y pintan una sonrisa en nuestro rostro. Leemos y releemos las palabras de Isaías en la primera lectura y nos dan ganas de salir caminando hacia el monte del Señor. Es como si el Espíritu de Dios nos convocará a salir de las iglesias, de nuestras casa, a marchar por la calle anunciando a todos el gozo que se avecina. Por muchas noticias de crisis y desastres de los que están llenos nuestros telediarios, hay una noticia más importante .
Va a nacer Jesús, será el árbitro de las naciones. De las espadas forjarán arados, de las lanzas, podaderas. Es el más viejo sueño de la humanidad –la paz, la felicidad, el bienestar para todos– que se atisba ya en el horizonte. Y nosotros sabemos que ese sueño se va a hacer realidad. Se ha hecho ya realidad en Jesús, cuyo nacimiento nos preparamos para celebrar.



Tiempo para estar en vela

Por eso es hora de despertarnos del sueño. O de las pesadillas en que a veces estamos tan metidos que no vemos la luz del Señor que se atisba ya en el horizonte. La realidad es que la noche está avanzada y el día se echa encima. Hay que levantarse, desperezarse, salir de casa y ponerse trabajar por un mundo mejor, como dice la lectura de la carta de Pablo a los Romanos.

Es lo mismo que nos dice el Evangelio: ya está cerca algo tan importante que va a cambiar nuestra vida cotidiana. Hasta ahora la gente comía, bebía y se casaba. Ahora viene algo nuevo. Algo que va a cambiar el color de todo lo que hacemos, que va a dar un nuevo sentido. Lo que viene es la presencia novedosa del Espíritu de Dios, la irrupción de la gracia de Dios que, como un torrente, inunda nuestro presente y nos hace vivir de otra manera: bajo la luz de la misericordia, la reconciliación, el perdón, la comprensión. En definitiva, bajo el inmenso paraguas del amor de Dios que desea la vida de todas sus criaturas.

Por eso hay que estar preparados, en vigilia, y ya desde ahora gozar de esa presencia. ¿No se dice siempre que las vísperas de una fiesta son casi mejores que la fiesta misma? Pues ya estamos en las vísperas de la Navidad. Es tiempo de disfrutar y de gozar con la preparación de la fiesta mayor del año: viene Jesús. No es tiempo de angustia sino de esperanza.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (24,37-44):

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»

Palabra del Señor



COMENTARIO.

Comenzamos este nuevo año litúrgico con el tiempo del Adviento. Sabéis que Adviento es una contracción de Advenimiento, que quiere decir que está por llegar Jesús. En este tiempo de adviento recordamos que Jesús viene a nosotros y nos preparamos para recibirle en Navidad y al final de la vida. Recordamos, pues, su doble venida: la primera cuando se encarnó y vivió entre nosotros como hombre; la segunda cuando venga al final de los tiempos para juzgar al mundo.

El Adviento es tiempo de esperanza, tiempo en el que celebramos todo lo bueno que está por venir a nuestra vida para sacarnos de todas las situaciones negativas que vivimos. Vemos en la primera lectura una visión de Isaías que dice: "Al final de los días... confluirán hacia Jerusalén de todos los pueblos... Dios nos instruirá en sus caminos y marcharemos por sus sendas... De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas". Así ve Isaías ese futuro esperanzador y pacificador que nos aguarda.

El Adviento es tiempo de preparación o de vigilancia. La segunda lectura nos dice: "La salvación está cerca. Es hora de espabilarse. Conduzcámonos como en pleno día". Y en el texto del Evangelio: "Estad en vela porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Estad preparados".

¿Cómo estar preparados o en vela? Estas expresiones hacen referencia a que tengamos conciencia del momento en que vivimos y lo vivamos con responsabilidad; es decir, asumiendo las consecuencias de nuestro vivir. Para explicar esta actitud de vigilancia recurrimos a la comparación de tener preparada la casa para recibir a una visita importante: hemos limpiado todo, hemos recogido los trastos que estorban, hemos colocado las cosas y estamos esperando que llegue la visita.

(Los párrafos siguientes están entresacados de un libro de Cáritas; y comentados por Pedro Crespo)

Velar no es estar a la expectativa y preguntarse qué va a pasar. Tampoco es mirar el horóscopo o echar las cartas de la suerte. Velar es escuchar la Palabra, mirar en profundidad a las personas, leer los signos de los tiempos, de los acontecimientos, de la historia, captar la ruta de las mociones del Espíritu. Saber interpretar los signos de los tiempos a la luz de la Palabra de Dios. Igual que el que acumula experiencia, tiene recursos ante los nuevos acontecimientos, quien conoce la Palabra de Dios, tiene criterios evangélicos ante la vida diaria.

Velar es amar. El que ama tiene siempre el corazón en vela. El amado puede venir en cualquier momento, o habrá que salir en su busca. El que ama, aunque duerma, está despierto. El que ama siempre está vivo y capta desde lejos los pasos del amado. Quien ama está siempre despierto para el ser amado: centrado en él, pendiente de sus necesidades... pero sin agobiar, dejándole espacio para el crecimiento y la libertad.

Velar es creer. El que cree tiene su mente despierta. Sabe que Dios tiene muchas formas de hablar, hasta con silencios. Quiere conocer más y mejor la verdad, acercarse al misterio, a todos los misterios, el de Dios, el de las personas, el de la historia, el de la vida. La fe capacita para la vigilia, pues nos hace ver la vida desde esta hermosa perspectiva: la venida de Jesús, el encuentro con él.

Velar es esperar, siempre y en todo esperar. No una espera pasiva, claro. Se trata de una espera activa y comprometida. Velar es comprometerse. Es la espera del agricultor o de la mujer embarazada. Saben que el fruto llegará a su tiempo. Es la espera de todos los que luchan por cambiar las cosas, soñando por el mundo nuevo, por el reino de Dios. La esperanza siempre es un acicate para el compromiso. Entre los dos siempre hay una proporción creciente.

Velar es orar, porque el objeto de nuestra esperanza no depende sólo de nosotros. La iniciativa es siempre de Dios; más que hacer cosas para estar en vela hay que dejar que Dios obre en nosotros. El mejor compromiso del vigilante es la oración, porque en ella se incluye el amor, la fe y la esperanza. El que ora, cree, ama y espera. El que ora trabaja como el primero para cambiar las cosas. El que ora se convierte en semilla del futuro. El que ora terminará adelantando el futuro.

Pues al comenzar este año el tiempo de Adviento, que encontremos momentos especiales para prepararnos y estar en vela; que fomentemos actos que potencien nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad, que saquemos tiempo para hacer oración.

Que así sea.














Fuentes:
Fernando Torres Pérez cmf
Pedro Crespo Arias
Ángel Corbalán
Blog Parroquia San Garcia Abad







viernes, 26 de noviembre de 2010

Un magnífico Triduo a San García Abad!!!

La verdad es que nuestro Santo Patrón, San García Abad, lo merecía. Hasta esta semana, ha sido el gran desconocido para la feligresía. Nadie de los más allegados a la parroquia, habíamos transmitido nada de su historia, humilde, dodáctica y sobre todo santa.

Durante el Solemne Tríduo,extraordinariamente celebrado por nuestro párroco, reverendo D. José Carlos Del Valle Ruiz, hemos podido comprobar que, San García Abad, siendo un joven muy humilde, a través del "Ora et Labora", benedictino, fué llamado por Dios para ser un ejemplo y verdadero maestro,dentro y fuera de los muros del Convento de Arlanza.

Fué llamado para ser consejero del mismísimo Rey de Castilla, Fernando I el Grande, y en lo místico llegó a intervenir en varios milagros.

La gran obra de este insigne varón es Arlanza, el famoso monasterio de Arlanza. No lo fundó ni restauró él; pero esa abadía castellana a él le debe sus grandezas.

Cuando el alma del santo voló al cielo, allí quedó, su cuerpo, instrumento de maravillas y prenda de favores, allí quedó también su espíritu, espíritu elevado de santidad, cultura y civilización.

Entre otras actividades dentro del Triduo a San García Abad, se ha repetido la historia del Santo Abad, se ha entonado varias veces el himno y se ha rezado la oración a nuestro Patrón.

Nuestros feligreses, a partir de ahora, ya conocen más de tan ilustre santo Garcia Abad. Que como saben, de él tenemos una relñiquia y que al finalizar el Triduo, con mucho respeto se besó por parte de los asistentes al Triduo.

El Tríduo, se desarrolló de la siguiente manera:



Triduo a San García Abad.

Primer día........Los enfermos.


(Coro parroquial cantando al santo patrón, San García Abad)

Bienaventurado San García Abad, siempre compasivo, padre y protector de los pobres y necesitados; míranos con piedad y ruega por nosotros que te invocamos con fe absoluta en tu bondad y en tu poder. Mira con piedad a los enfermos de nuestra Parroquia, que necesitan ser curados en el cuerpo y en espíritu.
Reconfórtalos con tu intercesión ante Dios, nuestro Señor, para que levanten su ánimo y puedan superar todos sus males; y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíe en la eficacia del dolor para la salvación del mundo.
No nos olvides ante Dios, a quien siempre serviste y adoraste. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria y oración final.


Segundo día…………. Los Difuntos

(Imagen de San García Abad y urna con reliquia del Santo)


¡Oh glorioso San García Abad, bendecimos al Señor por el gran poder de humildad, generosidad y elevado espíritu de santidad que se dignó otorgarte, y que ,triunfando de esta vida pasaste al descanso de la gloria. No te olvides de nosotros al verte seguro.
Tú que enseñaste, se duerme, no se muere, para dormir el sueño con que los muertos nacen a la vida eterna.
Ruega mucho al Señor, pídele mucho por nosotros y por nuestros familiares difuntos y aquellos que aún no han alcanzado el gozo pleno de la vida eterna, para que algún día nos encontremos todos juntos en el cielo;

Todo lo esperamos de tu intercesión, y por los méritos de Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria y oración final.


Tercer día………..La Familia ¡


(El Párroco, Rev. José Carlos Del Valle, en un momento de la homilía)

¡Oh San García Abad! Si en la tierra vivías sólo para Dios y tus semejantes, hoy que te hallas ya junto al trono de la misericordia, puedes disponer mejor de sus tesoros. Si aquí conocías dónde estaba la necesidad para remediarla, mejor la vés desde el cielo donde moras. No defraudes las esperanzas de los que deseamos verte ensalzado en la tierra y alcánzanos lo que te pedimos.
Tú que en esta vida, fuiste como un Padre para monjes, vecinos y extraños, y que los trataste como a una verdadera familia, Ruega a Dios para que:
La gracia de Dios, guie los pensamientos y las obras de los esposos hacia el bien de sus familias y de todas las familias del mundo.

Que las jóvenes generaciones encuentren en la familia un fuerte apoyo para su humanidad y su crecimiento en la verdad y en el amor.

Que el amor, corroborado por la gracia del sacramento del matrimonio, se demuestre más fuerte que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las que a veces pasan nuestras familias.

Finalmente, pedimos tu intercesión ante Dios , nuestro Señor y Padre, que como la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en todas las naciones de la tierra pueda cumplir fructíferamente su misión en la familia y por medio de la familia.
No nos olvides ante Dios, a quien siempre serviste y adoraste. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria y oración final.



ORACIÓN FINAL

En esta necesidad y pena que me agobia y conturba sin hallar consuelo humano, acudo a ti, oh abogado y protector mío, San García Abad; confío en tu poderoso valimiento para que, intercediendo por mi ante el Dios de bondad y misericordia, me sean perdonadas mis culpas y me vea libre de los males y desgracias que me afligen; dame, al menos, tu espíritu de sacrificio para que aceptándolas por amor de Dios las santifique.
¡Oh Padre Celestial, por los dulces nombres de Jesús y de María y por los méritos de tu fiel siervo San García Abad, ayúdame en esta angustia y no permitas que quede confundida mi esperanza!. Amén


Y como hemos dicho anteriormente: Con la presencia de muchos feligreses, dirigidas las celebraciones por nuestro párroco, reverendo D. José Carlos Del Valle Ruiz y con las oraciones y cánticos a nuestro patrón ,San García Abad, siempre acompañados con las voces y música de nuestro Coro Parroquial...............se dió por finalizado este Solemne Triduo.

Viva nuestro Patrón
Viva San García Abad
Que hace de este templo
Nuestro Verdadero Hogar!!!

Fuentes:
Gonzalo de Berceo
Catholic net
Ángel Corbalán

martes, 23 de noviembre de 2010

San García Abad, la vida de un santo !!!!!!


“Avia y un abbat sancto, servo del Criador
Don Era del monasterio caudillo, e senhor,
La grey demostraba cual era el pastor”.
(Gonzalo de Berceo)


Nuestro primer poeta del Mester de Clerecía, Gonzalo de Berceo, decía de nuestro santo que, era un abad santo a boca llena, afirma de él ser amador de bondad, excelente cualidad en todo superior; le denomina caudillo y señor del monasterio y demuestra la magnanimidad del pastor por las virtudes y fervor de sus monjes.

García, nuestro santo, nació en Bureba, entre Belorado y Briviresca en el lugar llamado Quintanilla, provincia de Burgos, hoy conocido con el sobre nombre de San García, a finales del siglo X o entrada del XI.

Vivió su infancia en dicho pueblo, donde fue educado cristianamente y recibió el llamamiento a la vida religiosa que muy pronto iba a seguir en la Orden benedictina. Y así, dejando la casa paterna, en su pueblo natal de Quintanilla, fue caminando hasta llegar al monasterio de San Pedro de Arlanza, ubicada a orillas del rio del mismo nombre.

Algo cansado por la caminata y acompañado por algunos familiares, se presentó al Padre Abad del Monasterio, quien después de las primeras impresiones le asignó una serie de ocupaciones dentro de las reglas de San Benito.

Una vez transcurrido el noviciado, San García había de vivir, en calidad de monje benedictino , cerca de cuarenta años. Su existencia se resumirá en estas palabras tan benedictinas: ora et labora, reza y trabaja.

Además de la oración litúrgica se les manda el trabajo, no por razones económicas, sino como medio de bondad de vida, para disciplinar esta y preparar el espíritu a la oración.

Nuestro santo, destaca enseñando a forasteros y campesinos a labrar la tierra, a desaguar los pantanos, a cultivar la vid, a injertar árboles, a construir casas e iglesias y a ganar con el sudor de su frente el sustento corporal.

En el año 1039, al quedar vacante el puesto por la defunción del Abad, en votación secreta y por unanimidad de los 150 monjes, García, fue elegido Abad del Monasterio de Arlanza.

Su buen hacer como abad, sus conocimientos y buenas obras, fueron de conocimiento popular fuera de los muros del Monasterio. Tanto es así que fue nombrado consejero del primer rey de Castilla, Don Fernando I el Grande, y con él asistió a la batalla de Atapuerca en 1054.

Es tal la admiración por todos los que le van conociedo: Fernando I, Sancho I, El mismo Cid Campeador, que piden su asesoramiento y como muestra de gratitud, le confieren tierras y recompensas que nuestro santo, reparte entre los vecinos y los más necesitados.

En el terreno de lo místico y espiritual, hay que destacar entre otros, dos momentos importantes en la historia de nuestro San García Abad.

Hacia el año 1061, por revelación divina, García Abad, encuentra las reliquias de los cuerpos de tres santos: San Vicente y sus hermanos mártires Sabina y Cristeta, y los traslada al Monasterio de Arlanza. Lo cuenta Gonzalo de Berceo.

La santidad, como es sabido, no consiste en hacer milagros. Sin embargo, el pueblo fácilmente ve santidad donde hay milagros; y muchas veces asi suele suceder. Fue sobre el año 1044, se habían perdido las cosechas en Castilla. Por lo tanto, no había ni frutas ni vid….

Aquel Viernes Santo, el Abad García, se dispuso a bendecir el pan y el agua, lo único que disponían en el Monasterio, y ante el asombro de los 150 monjes, el agua se convirtió en vino.

Desde aquel día la confianza de los monjes en su tierno y compasivo abad no tuvo límites; y lo que aparentemente sólo remediaba una necesidad corporal, sirvió para ensanchar su corazón y ayudarles a correr los caminos , que llevan a la santidad.

El Bello Morir de un Santo.

Cuando García sintió agotadas sus fuerzas y conoció que el mal de muerte le tenía asido fuertemente, quiso dejar a sus monjes la herencia riquísima de sus consejos y enseñanzas. Los congregó a todos en torno suyo, los miró con ojos cargados de febril brillantez, y dejó fluir en palabras entrecortadas , sus cariños de padre y los fervores de Santo.

Ya no pudo más, se le agotaron las energías y se retiró al lecho, de donde no volverá a levantarse.

A los pocos días recibía la visita del obispo de Burgos, Don Jimeno, amigo suyo y entre los sollozos de los monjes y tras darle un abrazo al Santo, dijo “ Padre García, amadísimo Padre, damos gracias a Dios, le damos gracias de que , al fin, triunfando de esta vida pasas al descanso de la gloria. No te olvidarás de nosotros al verte seguro, verdad? Padre?. Ruega mucho al Señor, pídele mucho por nosotros y por estos que son tus hijos, para que algún día nos encontremos todos juntos en el cielo; y entonces, para siempre, para siempre”.

Dicen que, como centella sobre cañaveral se extendió la noticia alarmante de que el abad Don García agonizaba. De los pueblos cercanos acudieron muchas gentes al monasterio en demanda de noticias y deseando contemplar por última vez el rostro bondadoso del caritativo agonizante.

Muchos lograron satisfacer sus deseos; otros llegaron tarde, porque el santo abad había fallecido en una mañana fría del otoño de 1073.

La gran obra de este insigne varón es Arlanza, el famoso monasterio de Arlanza. No lo fundó ni restauró él; pero esa abadía castellana a él le debe sus grandezas.

Cuando el alma del santo voló al cielo, allí quedó, su cuerpo, instrumento de maravillas y prenda de favores, allí quedó también su espíritu, espíritu elevado de santidad, cultura y civilización.







Fuentes:
Gonzalo de Berceo
Ángel Corbalán

Triduo en Honor a San García Abad !!!!

Hoy, Martes 23 de Noviembre, comienza el Triduo en honor a nuestro patrón, San García Abad, santo que como sabéis , era de origen burgalés.

La gran obra de este insigne varón es Arlanza, el famoso monasterio de Arlanza.
No lo fundó ni restauró él; pero esa abadía castellana a él le debe sus grandezas.
Cuando el alma del santo voló al cielo, allí quedó, su cuerpo, instrumento de maravillas y prenda de favores, allí quedó también su espíritu, espíritu elevado de santidad, cultura y civilización.

Durante el Tríduo, se dará a besar la relíquia del Santo.

Tambien, por primera vez, se dará a leer una breve historia de tan destacado abad discípulo de San Benito.

El Triduo, de Martes a Jueves, dúa este de la celebración de San García Abad, será dedicado a Los enfermos, los difuntos y el último día, a la familia.

Serán oficiados por el Párroco de nuestra Parroquia de San García Abad, el reverendo, José Carlos Del Valle y Ruiz.




ORACION A SAN GARCIA ABAD


San García Abad, abad santo, siervo del Creador, de bondad amador, consejero de reyes, de rebaño cristiano buen pastor.
Tu que fuiste varón de vida en todo venerable y de gloriosa memoria por tu perseverancia.

Tú, San García Abad, que en Viernes Santo, convertiste por intercesión Divina, el agua en vino. Intercede por nosotros,

Ruega por nosotros, para que Dios, nuestro Señor, nos ilumine por el camino de oración y humidad que tú nos mostraste y así podamos alcanzar las alegrías y dichas que pedimos.
Tú que enseñaste, se duerme, no se muere, para dormir el sueño con que los muertos nacen a la vida eterna.


Ruega mucho al Señor, pídele mucho por nosotros y por todos los feligreses, para que algún día nos encontremos todos juntos en el cielo: y entonces, para siempre, para siempre.”

Amén.

Fuentes:
Gonzalo de Berceo
Ángel Corbalán
Gráfica Miguel Ángel

sábado, 20 de noviembre de 2010

Jesús, Cristo, Rey de Reyes !!!!

Domingo de Cristo Rey. Termina el año litúrgico con la fiesta de Cristo Rey del Universo, termina y empieza la tarea de los seguidores de Jesús, como indicará el próximo domingo (1º de Adviento).

Muere Jesus, y por morir dando la vida decimos que es Rey, en oposición a las normas y principios de los reinos de este mundo. Desde ese fondo han contado los evangelios la muerte de Jesús, como triunfo de aquel que ha perdido todo (se ha dejado matar) para que los hombres (todos) puedan ser reyes.


Este no es un reino como los demás ni nuestro rey se parece a ninguno de los que ha habido o habrá en la historia de la humanidad. Ya decía Jesús que estamos acostumbrados a que los poderosos nos exploten u opriman pero que entre nosotros no debía ser así. Lo malo es que las personas tendemos a imaginar lo desconocido a partir de su semejanza mayor o menor con las cosas que conocemos. Por eso, el mismo Jesús habló de reino y nosotros hemos terminado haciéndole a él rey. Y de tanto usar las palabras se nos ha colado de rondón la idea de que su reino es eso: un reino, y de que él es rey como lo son los reyes de este mundo.

¿Cómo son los reyes de este mundo? De muchas maneras. Pero me gusta recordar la introducción de un libro de un sociólogo que leí hace muchos años sobre la política. Comenzaba el libro diciendo que en las sociedades animales de todo tipo siempre había un líder. Decía también que ese líder tenía muchas veces funciones de servicio a la comunidad: proteger a los más débiles, buscar alimento, etc. Pero lo que se daba siempre en esas sociedades animales es que el líder se aprovechaba del grupo. Es decir, tenía a su disposición las mejores hembras, era el primero en comer y tenía derecho, pues, a los mejores bocados, etc. Luego comenzaba el libro propiamente dicho a explicar los mecanismos de organización social que hemos dado en llamar “política”. No hacía falta decir nada más para entender que también en la sociedad humana los políticos muchas veces realizan un servicio a la sociedad pero que son más veces las que se aprovechan de ella, de nosotros, para su propio beneficio.



El pacto de Hebrón

Jesús no quería ser un rey de esa manera. Basta con leer el Evangelio detenidamente para entenderlo. Lo suyo es otra forma de comenzar. Posiblemente sea utópica en el sentido de imposible –por eso le costó la vida cuando lo intentó– pero es ciertamente otra forma de organizar la sociedad. Quizá la clave para comprender a Jesús y su idea de lo que era el reino nos la puede dar la primera lectura de este domingo. El segundo libro de Samuel nos cuenta que todas las tribus de Israel fueron a Hebrón y allí el rey David hizo con ellos un “pacto”. Es muy importante subrayar el “pacto”. Un pacto se hace entre iguales. A un pacto no se llega como resultado del poder de uno sobre los demás sino a través del diálogo, del acuerdo, del buen entendimiento. Y todos son responsables de guardar y llevar a la práctica el pacto.

Lo que Jesús nos ofreció de parte de su Padre fue la firma de un nuevo pacto con la humanidad. Para poder llegar a ese acuerdo, Dios tomó la iniciativa: se abajó, no hizo alarde de su categoría de Dios, se puso a nuestro nivel. En definitiva, se encarnó.

Pero no le entendieron. Porque no es fácil. Los judíos tenían, como tantos hoy en día, la idea de un líder, un Mesías, que fuese todopoderoso y les solucionase de un golpe todos los problemas. Los judíos, como nosotros tantas veces, no querían sino volver a ser niños y que papá o mamá les hiciese la vida fácil.



Ciudadanos libres del Reino de Dios


Los judíos eliminaron a Jesús porque en lugar de llevarles a la victoria, a la independencia, a un nuevo reino de esplendor, les invitaba a hacer otro camino diferente: el de su reino, el de la fraternidad, el de la acogida a los marginados, a los pobres, a los indefensos, a los enfermos. Porque el reino del que hablaba Jesús era otra cosa. Jesús era peligroso porque invitaba a la gente a pensar, a ser libre y responsable, a madurar como personas, a no dar por supuesto que lo que hacían los poderosos estaba bien sino a ponerse al nivel y discutir y dialogar y sentirse responsable de buscar el bien común. Lo de Jesús era otra cosa.

Así que Jesús es nuestro rey pero no al estilo al que estamos habituados. Es un rey que no se siente superior a nosotros, que se abaja. Es un rey que termina muriendo en la cruz. Es un rey que no cree en el poder de las armas sino en la fuerza de la reconciliación, del amor gratuito, de la misericordia. Es un rey que mantiene la esperanza y que, en medio de las dificultades, es capaz de crear esperanza en el corazón de los que están cerca de él, como vemos en el evangelio de hoy.

Hoy tenemos la oportunidad de volver a sellar el pacto con nuestro rey. De igual a igual, nos comprometemos a trabajar por el reino. Mejor, por “su” reino. Creemos que vale la pena y que podemos intentar vivir y relacionarnos de otra manera, no basadas en la ley del más fuerte sino en el amor. La jugada es arriesgada. A Jesús le costó la vida. Pero nosotros estamos llenos de esperanza porque sabemos que el Dios de la Vida está de nuestro lado.



Lectura del santo evangelio según san Lucas (23,35-43):

En aquel tiempo, las autoridades hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»
Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»
Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»
Pero el otro lo increpaba: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»
Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»
Jesús le respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»

Palabra del Señor


COMENTARIO.


Celebramos en este domingo la fiesta de Cristo Rey del Universo. Con esta fiesta concluimos el año litúrgico. Celebramos en esta fiesta que Cristo es el centro y el sentido de la historia. Él es Rey y su reino son los corazones de los hombres, las personas en su totalidad. Es Rey, pero su reino no es de este mundo. Es rey desde la cruz, como vemos en el evangelio: "Este es el rey de los judíos"; es desde la cruz desde donde promete el paraíso al ladrón que le pide que se acuerde de él cuando llegue a su reino.

Dice el prefacio propio de la Eucaristía:

"Para que ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta y pacificadora en el altar de la cruz, consumara el misterio de la redención humana".

En la cruz Jesucristo nos redime, nos salva, paga por nosotros a Dios Padre la deuda que la humanidad entera había contraído por el pecado. A este propósito dice la segunda lectura: "Dios nos ha sacado del dominio de las tinieblas y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados".

Jesucristo nos redime en la cruz, nos salva, y consigue para nosotros la reconciliación con Dios: "Y por él – sigue diciendo la segunda lectura – quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz".

Continúa diciendo el prefacio:

"Para que entregara a su majestad infinita un reino eterno y universal; el reino de la verdad y de la vida, el reino de la santidad y de la gracia, el reino de la justicia, del amor y de la paz".

El reino de Cristo es los corazones de los hombres y él reina no porque entronicemos al sagrado corazón de Jesús, sino porque vivamos los valores del evangelio, los valores del reino: la justicia, la paz, la vida y el amor.

Un reino eterno y universal. Dios existe desde siempre, también su reino; pero, al darnos la responsabilidad de colaborar con él en hacer reino nuestro mundo, la obra de sus manos, nos deja un matiz fundamental: es un reino para todos y para todo: universal, católico… Todo es redimido y presentado al Padre.

El reino de la verdad. He redescubierto esta dimensión de la vida con Caritas in veritate. La verdad del ser humano, por ejemplo, es lo que Dios ha pensado para él. La verdad es que somos hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza, miembros de una misma familia, destinados a la vida eterna. Esta es la verdad que hemos de aceptar y seremos libres.

El Reino de la vida. Ningún mal aflige tanto al hombre como la vejez, la enfermedad y la muerte. Cuando los profetas divisan los tiempos mesiánicos, ve en ellos la desaparición de las lágrimas, la prolongación de la vida, la aniquilación de la muerte. Se refiere principalmente a la vida eterna, pero incluyen también la vida temporal. Jesús quiere para todos la vida plena.

El reino de la santidad y de la gracia. Estamos acostumbrados a sopesar todo lo que hacemos nosotros en relación con Dios y los demás; pero no solemos caer en la cuenta de todo lo que se nos ha dado gratuitamente y todo lo que Dios nos ayuda diariamente. Sin Dios estaríamos perdidos. Sin nuestra libertad y esfuerzo, que consiste en gran parte en dejar obrar a Dios, no hay santidad.

El reino de la justicia. Es una utopía porque es algo difícil de conseguir, pero es posible. La justicia no se entiende en la Biblia como el simple pronunciamiento de una sentencia imparcial entre dos personas que están en litigio. La justicia de Dios es el amparo real de los desvalidos, la protección de los débiles, la elevación de los pobres. Un mundo en el que reina la justicia es aquel en el que, desaparecido el egoísmo y la explotación, no hay opresores ni oprimidos; en el que todo se ajusta a la voluntad de Dios.

El reino del amor. El proyecto de una humanidad ideal sólo es posible si los hombres abandonan sus tendencias egoístas y se deciden a vivir amándose unos a otros. El amor al prójimo debe ser universal y abarcar a todos, sin discriminar a nadie; ha de ser desinteresado, sin buscar la recompensa, y tan generoso que no tenga más límites que las necesidades ajenas y las posibilidades propias.

El reino de la paz. Las espadas se convertirán en rejas para el arado y del hierro de las lanzas se harán hoces y podaderas. Es un modo poético de anunciar la gran reconciliación que pretende hacer Dios: entre él y los hombres, y entre unos hombres y otros.

El reino de Dios, desde el que Cristo reina, está creciendo entre nosotros, por todos aquellos que viven los valores del evangelio. Que nuestra vida sea una ayuda valiosa en la construcción del reino de Dios.

Que Dios reine en nuestra vida.









Fuentes:
Fernando Torres Pérez cmf.
Pedro Crespo Arias
Ángel Corbalán

jueves, 18 de noviembre de 2010

Señor, Tú eres El Altísimo !!! (Oración al Altísimo)


ALABANZAS AL SANTÍSIMO

Tú eres santo, Señor Dios único, que haces maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres Altísimo.
Tú eres Rey omnipotente.
Tú eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra.
Tú eres Trino y Uno, Señor Dios de los dioses.
Tú eres el Bien, todo el Bien, el sumo Bien, Señor Dios vivo y verdadero.
Tú eres Amor, tú eres Caridad.
Tú eres Sabiduría, tú eres Humildad, tú eres Paciencia.
Tú eres belleza, tú eres Seguridad, tú eres Paz.
Tú eres Gozo y Alegría, tú eres nuestra Esperanza.
Tú eres Justicia, tú eres Templanza, tú eres toda nuestra Riqueza.
Tú eres Belleza, tú eres Mansedumbre.
Tú eres Protector, tú eres nuestro Custodio y Defensor.
Tú eres Fortaleza, tú eres Refugio.
Tú eres nuestra Esperanza, tú eres nuestra Fe.
Tú eres Caridad, tú eres nuestra Dulzura.
Tú eres nuestra Vida eterna, grande y admirable Señor,
Dios Omnipotente, misericordioso Salvador".


CANTO AL ESPÍRITU SANTO

¡Espíritu Santo ven!

Santifícame, transfórmame,
Tú cada día.
Santifícame, transfórmame,
¡Espíritu Santo, ven!

Resucítame, conviérteme,
todos los días.
Glorifícame, renuévame,
¡Espíritu Santo, ven!

Acompáñame, transfórmame,
toma mi vida.
Ilumíname, condúceme,
¡Espíritu Santo ven

INTRODUCCIÓN
Domingo tras domingo hemos ido acompañando a Jesús; unas veces con fiestas extraordinarias; otras, con las misas de cada día y, sobre todo, en los domingos su Palabra, su Eucaristía nos ha llevado a comprender que NO HAY NADIE NI NADA COMO EL. Que, el Señor, es la meta y el origen de todo.
A punto de iniciar el Adviento, tiempo que nos preparará para la Navidad, esta fiesta de CRISTO REY quiere poner a Jesús en el centro de todo lo que somos y vivimos.
Que trabajemos por su reino: un reino de paz, de justicia, de verdad y de hermanos. ¿Lo haremos posible? ¿Nos dejaremos llevar –como siervos suyos- por el Rey Jesús?

CANTO Transforma mi mente, Señor, según tú quieres, para descubrir que soy tuyo.

ORACIÓN-MEDITACIÓN:

Comienza tu encuentro con Jesús con un momento de silencio. Pide al Espíritu que te lo haga presente. La oración no es cuestión de ideas, sino de encuentro con la persona de Jesús. Acostúmbrate a estar y dialogar con El.
Quiero estar contigo, Jesús. A solas. Cara a cara. Corazón con corazón. Tú le das un nuevo horizonte a mi vida.
Haz sobre ti la señal de la cruz. Ahí están escondidos la verdad y el amor que Jesús quiere ofrecer a tu vida.
Jesús, echa fuera de mí la mentira.
Quítame los miedos a la verdad.
Graba tu amor en mi corazón.
Quien es de la verdad escucha su voz, quien no se deja manipular por el poder. Recoge los ecos que Jesús va dejando en su peregrinar por tu vida.
Abro mis oídos a tu verdad, Señor.
Quiero caminar tras tu verdad.
Quiero que Tú seas mi reino, mi alegría.
Reacciona ante la propuesta que te hace Jesús. Lleva a la práctica los sentimientos que brotan en tu corazón.
Ayúdame a ser testigo de la verdad.
Aleja de mí la prepotencia, la violencia.
Quiero comunicar vida, como lo haces Tú.
Alabo al Padre, fuente de toda verdad.
Oro para que haya muchas personas, capaces de testimoniar la verdad en el amor.
Tú eres mi Rey, mi Señor, mi Vida. ¡Gracias!

CANTO Cristo Jesús, mi luz interior, no dejes que mis tinieblas tengan voz, Cristo Jesús, disipa mis sombras, y haz que en mí sólo hable tu amor.

MONICIÓN AL EVANGELIO

El libro de que habla el Apocalipsis es la Biblia, los Evangelios, las Cartas, los Hechos de los Apóstoles, todos los libros que la Iglesia reconoce como Palabra de Dios, como los textos fundamentales que nos transmiten la buena nueva de la salvación.

Son textos que deberían estar siempre en las manos de los cristianos.

Porque en ellos se encuentran los más originales testimonios de nuestra fe.

Leyendo esos textos nos unimos a una historia de 2.000 años, a millones y millones de creyentes que han hecho de esos textos el centro de su meditación y que en ellos se han encontrado con las huellas de Jesús.

Hoy también son para nosotros mediación fundamental del encuentro con Jesús y, en él, con el Padre de todos

Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,45-48):

En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:

«Escrito está: "Mi casa es casa de oración"; pero vosotros la habéis convertido en una "cueva de bandidos."»


Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.



Palabra del Señor


REFLEXION.

Los que han hecho la experiencia de acercarse a la Palabra de Dios no como quien lee un libro por pura curiosidad sino como una experiencia espiritual, como un momento de escucha de Dios que nos habla al corazón y nos enseña a vivir en plenitud, como personas libres y responsables, que nos anima a comprometernos con el reino, han pasado por la misma experiencia de que habla el Apocalipsis.

En la boca la Palabra tiene un sabor dulce como la miel. Es una palabra que consuela, que recrea la vida en nuestros corazones, que da esperanza, que anima a vivir. Pero en el estómago, dice el Apocalipsis, provoca ardor. Y ésa es también experiencia común entre los que se han acercado de verdad a la Palabra. Porque ser libre no siempre es fácil. Supone tomar decisiones arriesgadas. Supone servir a la fraternidad con riesgo de la propia vida. Supone dar la vida por los demás. Supone crecer como persona, dejar de ser niños y tomar decisiones, asumiendo responsablemente sus consecuencias. No siempre es fácil, pero el creyente sabe, por la Palabra que ha dejado llegar a su corazón, que cuenta con la energía y la gracia de Dios, con su perdón y su misericordia.

Jesús pasa por esa misma experiencia. Su vida tiene momentos felices de encuentro con los hermanos, de cercanía a los que sufren y a los oprimidos. Jesús cura y sana, devuelve la esperanza, recrea la vida a su alrededor. Pero también, por ser fiel a la voluntad de Dios, se encontrará con decisiones complicadas. Tiene que expulsar a los vendedores del templo y eso le ganará definitivamente el odio de los poderosos. Pero puso su confianza en Dios. Ahí queda su ejemplo.
¿Seremos capaces de seguirle?

PRECES

Al caer la tarde tu Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna,
- acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.

Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.

Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.

Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.

Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.

Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.

Oh Cristo, que con tu sacrificio redentor purificas y elevas el amor humano,
- haz que los hogares cristianos sean cantera de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

Altísimo Señor, baja a escucharnos con la bondad que te distingue,
- Para que todos los sacerdotes y en especial nuestro párroco el padre José Carlos, y los anteriores, Andrés el padre Ángel sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus misiones.

Señor, te rogamos por todos nosotros.
- Para que no nos conformemos con agradarte en la eucaristía de cada domingo. Para que se note que te amamos, a través de nuestro compromiso cotidiano y coherencia con el Evangelio en toda opción concreta.

Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tú que eres uno en tres personas.
- Permanece en nuestra comunidad, y reúnenos en Cristo por el vínculo del Espíritu.
.* Te encomendamos Señor a los que sufren, los parados, los que no tienen hogar, los que están presos o viven bajo la opresión de la droga u otras esclavitudes,
-para que descubran en Ti una fuente inagotable de Paz donde poder aplacar sus dolencias

*Señor Jesús, Tú que nos enseñas que hemos de trabajar para la construcción de un mundo más justo, te rogamos por nosotros,
-para que perdones nuestra frecuente insolidaridad.
Porque ha mirado la humillación de su esclava.

Señor, Tú te fijas en los pobre y humildes de este mundo. Ellos son tus predilectos. Que yo no busque crecer ni destacar, sino servir y compartir.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.
Señor, Tú enalteces y encumbras a los que se hacen humildes y pequeños. Ellos serán grandes y reconocidos a lo largo de los años. Que mi grandeza sea agradarte en todo.
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi.
Señor, Tú escoges a los sencillos de este mundo para llevar a cabo tu obra salvadora. Que yo sepa cooperar con humildad para dar a conocer tu mensaje.
Su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Señor, Tú eres el único santo.

Nosotros somos pecadores. Purifícanos de nuestras faltas y cantaremos eternamente tu misericordia.
El hace proezas con su brazo.
Señor, a lo largo de los años Tú has hecho maravillas en favor de la humanidad. Continúa ayudándonos para poder encontrar en nuestra vida la verdadera paz y felicidad.
Dispersa a los soberbios de corazón; derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes.
A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Señor, Tú estás al lado de los pobres y los humildes, de los que sufren y son marginados; quieres su salvación y liberación.
Ayúdanos a comprometernos para superar toda opresión y luchar por la justicia y la igualdad.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de la misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y su descendencia por los siglos.
Señor, a lo largo de los años Tú acompañaste a Israel y, fiel a tus promesas, le ayudaste y protegiste.
Sigue hoy animando a la Iglesia y a toda la humanidad, para que entre todos construyamos un mundo más humano y solidario, que cada día se parezca un poco más al soñado por Dios.


ORACIÓN FINAL.
Jesús


¡Señor Jesús!
Mi Fuerza y mi Fracaso
eres Tú.

Mi Herencia y mi Pobreza.
Tú, mi Justicia, Jesús.

Mi Guerra y mi Paz.
¡Mi libre Libertad!
Mi Muerte y Vida, Tú,

Palabra de mis gritos,
Silencio de mi espera,
Testigo de mis sueños.
¡Cruz de mi cruz!
Causa de mi Amargura,
Perdón de mi egoísmo,
Crimen de mi proceso,
Juez de mi pobre llanto,
Razón de mi esperanza,
¡Tú!

Mi Tierra Prometida
eres Tú...
La Pascua de mi Pascua.
¡Nuestra Gloria por siempre
Señor Jesús!

AVE MARIA Y GLORIA



Fuentes:
Fernando Torres Pérez cmf
Ángel Corbalán
Blog Parroquia San Garcia Abad.