lunes, 31 de mayo de 2010

Viva La Madre del Amor Hermoso!!!!!!

Queridos amigos

Hoy finaliza el mes de Mayo, el mes de las flores, de la mujer..............el mes de María, la Madre de Jesús...........Nuestra Madre.
La que siempre está y estará con nosotros, cada día del año.

María, la Madre de Jesús es la réplica viviente de la Sabiduría eterna que culmina en el Amor.





Madre del Amor Hermoso.


Es el título que la Iglesia aplica a la Sma. Virgen, tomado de la Vulgata (Eccli 24,26). Pues toda Ella es la réplica viviente de la Sabiduría Eterna que culmina en el Amor. Jesús asocia a Su Madre a la obra de la Redención del mundo, al punto de hacerla Corredentora :título innegable, aunque todavía no sea confirmado por la Iglesia, y que sirve de base a su maternal mediación.
El inmenso mérito de la Santa Virgen le viene de su don total de sí misma que nace con su "fiat" y culmina al pie del calvario.

Su papel corredentor es fuertemente subrayado en el Mensaje:

El papel de María es fuertemente subrayado en el Mensaje:
"Los soldados, los gritos de la muchedumbre, mis caídas, el encuentro con mi Dulce Madre. ¡Qué aflicción! El verme en este estado fue para ella una crucifixión anticipada. En aquel momento estuvimos unidos en el más terrible sufrimiento que pueda haber" (8-4-66).

"Mi Santa Madre está entre Mí y los hombres. Amala, invócala con toda tu alma, pues es tu Madre, y te quiere con un Amor de predilección" (29.5.66).

"Siempre Yo he dicho y he vuelto a decir a los hombres sobre Mi Amor. ¿Qué más amable embajadora podría haberles dado que mi muy Santa Madre?".(31.7.66).

"María es la dulce paloma del Espíritu Santo. Aspira a marla siempre más y servirla fielmente" (23.5.67)

"Honra a mi Madre, Ella que te honra con su Amor"(11.5.67).


NUESTRA SANTA MADRE

Ministra plenipotenciaria de la Bondad Misericordiosa de su Hijo, María está presente en cada uno de nosotros para custodiar nuestras necesidades espirituales temporales. Así comprendemos mejor la enseñanza de San Luis Grignon de Monfort, comprometiéndonos que actuemos "para Ella, con Ella, por Ella y en Ella", en vista de una total asimilación con su Hijo, tomando Ella por tarea el formarlo en nosotros.

Madre de la Iglesia y en consecuencia de cada uno de los miembros del Cuerpo Místico, su función maternal se prolonga normalmente como educadora de las almas, para instaurar en toda su perfección el Reino de Amor de su Hijo Jesús.

¡Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti!



Hoy tambien, se celebra la festividad de La Visitación de la Virgen María a su prima
Santa Isabel.Esta fiesta ya la celebrabaran los Franciscanos en el siglo XIII. El Papa Bonifacio IX la introduce en el calendario oficial de la Iglesia. Notemos cómo las fiestas de la Virgen son también celebraciones del misterio de Cristo.

Himno
La Virgen santa, grávida del Verbo, en alas del Espíritu camina; la Madre que lleva la Palabra, de amor movida, sale de vista.
Y sienten las montañas silenciosas, y el mundo entero en sus entrañas vivas, que al paso de la Virgen ha llegado el anunciado gozo del Mesías.
Alborozado Juan por su Señor, en el seno, feliz se regocija, y por nosotros rinde el homenaje y al Hijo santo da la bienvenida.
Bendito en la morada sempiterna aquel que tu llevaste, Peregrina, aquel que con el Padre y el Espíritu, al bendecirte a ti nos bendecía.
Amén.

Oración
Dios todopoderoso, tu que inspiraste a la Virgen María, cuando llevaba en su seno a tu Hijo, el deseo de visitar a su prima Isabel, concédenos, te rogamos, que, dóciles al soplo del Espíritu, podamos, con María, cantar tus maravillas durante toda nuestra vida. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.




Fuentes:
Catalinadesiena-2002.es
Santoral Católico
Ángel Corbalán
Blog Parroquial San Garcia Abad.

domingo, 30 de mayo de 2010

" En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo"

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 16, 12-15


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:- Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora: cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena.

Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.

Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.

Todo lo que tiene el Padre es mío.

Por eso os he dicho que tomará de los mío y os lo anunciará.


Palabra del Señor



Reflexión:

Santa Juana de Arco llegó a decir en un momento: “sí, Dios es tan grande que supera nuestra ciencia”. Y qué bien se presta esta frase porque estamos ante un misterio que supera realmente nuestra ciencia y nuestra capacidad de entendimiento humano. El misterio de la Santísima Trinidad, tres personas y un solo Dios. Como aprendimos en el catecismo desde pequeños, el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios. Un Dios y tres personas distintas.

San Patricio, misionero que llevó la palabra de Jesucristo al país de Irlanda solía explicar este misterio de nuestra fe comparándolo con un trébol. Cada hoja del trébol es diversa y sin embargo las tres forman el trébol. No podríamos llegar a decir que es un trébol si faltase una de ellas. Lo mismo con la Trinidad, cada persona de la Trinidad es diversa, cada persona es Dios y sin embargo las tres forman lo que llamamos la Santísima trinidad. Por eso, aunque se juntaran los sabios más grandes que ha habido en todos los tiempos jamás nos lo podrían hacer entender plenamente. También se dice que un día san Agustín caminaba por la playa y al ver a un niño que excavaba un agujero en la arena le preguntó:

-Pero, ¿qué pretendes hacer? El niño le respondió ilusionado:
-Pienso meter toda el agua en este hoyo.
-Pero ¡¿no te das cuenta que es imposible?! Le contestó san Agustín. Entonces el niño, que ya sabía en las elucubraciones de Agustín le contestó:
-Es más posible meter toda el agua del mar en este agujero que intentar meter el misterio de la Trinidad en tu cabeza.

Sin embargo, aunque no entendamos estos misterios no la razón, contamos con la fe que nos ayudará a aceptar esta grandeza de Dios que sobrepasa nuestro entendimiento. Ya decía un santo que a Dios no lo vamos a entender, lo vamos a aceptar. Aceptemos por tanto la grandeza de nuestro creador y que este evangelio nos sirva para reconocernos como criaturas cada vez que digamos “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” Amén.

La Santísima Trinidad es el misterio del amor de Dios; del amor más puro y más hermoso del universo. Más aún, es la revelación de un Dios que es el Amor en Persona, según la maravillosa definición que nos hizo san Juan: “Dios es Amor” (I Jn 4, 8). Siempre que nos habla de Sí mismo, se expresa con el lenguaje bello del amor humano. Todo el Antiguo y el Nuevo Testamento son testigos de ello. Dios se compara al amor de un padre bueno y a la ternura de la más dulce de las madres; al amor de un esposo tierno y fiel, de un amigo o de un hermano. Y en el Evangelio, Jesús nos revela a un Padre infinitamente cariñoso y misericordioso: ¡Con qué tonos tan estupendos nos habló siempre de Él! El Buen Pastor que carga en sus hombros a la oveja perdida; el Padre bueno que hace salir su sol sobre justos e injustos, que viste de esplendor a las flores del campo y alimenta a los pajarillos del cielo; el Rey que da a su hijo único y lo entrega a la muerte por salvar a su pueblo; o esa maravillosa parábola del hijo pródigo, que nos revela más bien al Padre de las misericordias, “al padre con corazón de madre” –como ha escrito un autor contemporáneo–, con entrañas de ternura y delicadeza infinita.

Éste es el misterio del amor más bello, el misterio de la Santísima Trinidad: las tres Personas divinas que viven en esa unión íntima e infinita de amor; un amor que es comunión y que se difunde hacia nosotros como donación de todo su Ser. Y porque nos ama, busca hacernos partícipes de su misma vida divina: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos nuestra morada” (Jn 14, 23). Y también porque nos ama, busca el bien supremo de nuestra alma: la salvación eterna. ¡Éste es el núcleo del misterio trinitario!

Ojalá que todas las veces que nos persignemos y digamos: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, lo hagamos con más atención, nos acordemos de que Dios es Amor y de que nos ama infinitamente; agradezcamos ese amor y vivamos llenos de confianza, de alegría y de felicidad al sabernos sus hijos muy amados. Y, en consecuencia, tratemos de dar a conocer también a los demás este amor de Dios a través de la caridad hacia nuestros prójimos: “Todo el que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios, porque Dios es Amor”.


COMENTARIO.


Celebramos en este domingo la fiesta de la Santísima Trinidad, fiesta en la que contemplamos el misterio de Dios, en el que creemos, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y una sola naturaleza divina. Nuestro Dios es relación de amor. También podríamos decir, por lo mismo, que celebramos el misterio del ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios.

En este día es costumbre recordar a los religiosos (as) de vida contemplativa.
Ellos, que oran por nosotros durante todo el año, tienen esta jornada para que nosotros nos acordemos de rezar por ellos. Ellos, que han dejado todo por la intimidad con Dios, nos recuerdan que, también nosotros, hemos de construir nuestra vida sobre Dios.
"La vida contemplatina, cenáculo eucarístico. ¡Venid adoradores!"

Hay un saludo, que hacemos los sacerdotes al comenzar la Eucaristía, que se lee en la segunda lectura de este día, en el ciclo A, que dice: "La Gracia de nuestro Señor Jesucristo, el Amor del Padre y la Comunión del Espíritu Santo estén siempre con vosotros" (2Cor 13, 13).
Expresa muy bien el ser de Dios, la Roca sobre la que hemos de construir nuestra vida, las notas sobre las que hemos de fundamentarnos.



LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO:

Dice la segunda lectura de este domingo: "Por él -Jesucristo- hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos: La Salvación". Es la referencia a la gracia. La Gracia es todo lo que Dios nos da para fomentar nuestra relación con él, con los demás, con el mundo...: la vida, la filiación, el perdón, la vida de su Hijo... Estas gracias nos las da Dios a través de los sacramentos, que instituyó Cristo y que es quien los realiza a través de los sacerdotes. Por eso decimos "La Gracia de Nuestro Señor Jesucristo". En la vida del cristiano, todo es regalo de Dios, todo es gracia; pero todo es gracia recibida, asimilada, respondida... Sin la naturaleza humana que recibe esa gracia, que la vive y que responde a ella, la gracia quedaría sin tierra en la que germinar. Es necesario, por tanto, junto con la gracia, la libertad que la acoge y el esfuerzo personal que la hace fructificar. Desde aquí podemos entender el sentido de la frase de la segunda lectura: "Por Jesucristo hemos obtenido..." (Es él el autor y el medio), "... con la fe..." (Es el ser humano el que la recibe), "... el acceso a esta gracia en que estamos: La Salvación" (La Salvación es una obra realizada por Cristo, en la que ya estamos, aunque no gocemos todavía plenamente de ella). Así la gracia forma en nosotros como una "segunda naturaleza", una nueva vida, la vida divina; "roca" en la que una persona puede fundamentar su vida.




EL AMOR DEL PADRE:


Dice la segunda lectura: "El amor ha sido derramado en nuestros corazones". El Amor en sentido cristiano no es sólo ni principalmente un sentimiento, el que tengo hacia la persona amada. Este sentimiento cambia, incluso desaparece. El amor es el bien hecho a la persona amada: compasión, misericordia... Dios Padre es Misericordia (Lc15, Parábola del Hijo Pródigo); ésta es casi la definición de Dios. El Padre nos manifiesta su amor a través de su Hijo y de su entrega en la cruz: "Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo..." También manifiesta su amor a través del Espíritu Santo: "El amor ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado", así nos llegan los frutos del Espíritu, que son frutos de quien vive en el amor: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad... El Amor tiene tal envergadura para la realización personal que es una buena "roca" para fundamentar la vida.

Y LA COMUNIÓN DEL ESPÍRITU SANTO:

Dice la segunda lectura: "El Amor ha sido derramado... con el Espíritu Santo que se nos ha dado". Y el Evangelio: "El Espíritu de la Verdad plena, os comunicará lo que está por venir, lo recibirá de Cristo lo que comunique". El Espíritu tiene que ver con el Amor y con la Verdad, valores muy importantes, que deben ir unidos; pero este saludo, que estoy comentado, de San Pablo, le atribuye al Espíritu Santo la Comunión. El Espíritu comunica la comunión que vive en su ser Dios y tiene como fin hacernos partícipes de esa comunión: la fraternidad perfecta y la unión con Dios. Así la Gracia, el Amor, la Verdad... contribuyen a la Comunión. Otra manera de definir la misión del Espíritu es decir que tiene la tarea de santificar el mundo; es lo mismo: que todo y todos entren en la dinámica de comunión de las relaciones divinas, con un previo discernimiento de lo que posibilita o dificulta esta comunión. La Comunión o el Bien Común tienen también envergadura para ser "roca" sobre la que fundamentar la vida.


Edifica tu vida sobre la Roca que es Dios, no sobre arena; es decir, edifica tu vida sobre valores sólidos y no sobre valores light. Valores que expresan el ser de Dios son: la Comunión, el Amor, la Gracia; así es Dios y así puedes ser tú.
















Fuentes
Misael Cisneros
Catholic.net
Pedro Crespo Arias
Ángel Corbalán
Blog Parroquia San garcia Abad

viernes, 28 de mayo de 2010

Orar es sonreir a la Trinidad en el Corazón !!!!!!





ALABANZAS AL SANTÍSIMO

INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO

INTRODUCCIÓN

El primer domingo del Tiempo Ordinario, tras la larga etapa pascual y de cuaresma, está dedicado a la Trinidad Santa que es lo que celebraremos este próximo domingo. Celebramos pues la fiesta de un Dios que, por amor y con amor, engendró a su Hijo Unigénito. Y que la corriente de unión entre los dos es el Espíritu Santo. Y desde ahí trasciende todo el amor a la creación. Día grande para trabajar por nuestra fe.
La Iglesia española celebra en este último domingo de mayo la Jornada Pro Orantibus, dedicada a recordar y elevar una suplica por todos aquellos hermanos y hermanas que se han consagrado a la oración como principal actividad cristiana y pastoral. Oremos, por tanto, todos nosotros por aquellos que siempre –continuamente—oran por los demás. ¡Que Dios los bendiga especialmente!

MONICIÓN AL EVANGELIO
Descálzate para escuchar este misterio de amor que habita el corazón del mundo. Haz silencio hasta que el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu te envuelva con su amor. No te alejes de esa intimidad con la Trinidad.

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 16, 12-15


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:- Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora: cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os guiará hasta la verdad plena.

Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.

Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando.

Todo lo que tiene el Padre es mío.

Por eso os he dicho que tomará de los mío y os lo anunciará.


Palabra del Señor

ORACIÓN-MEDITACIÓN

ORAR ES SONREÍR A LA TRINIDAD EN EL CORAZON
Sorpréndete ante el Misterio.
Jesús te lo desvela.
¡Antes de que te des cuenta la Trinidad ya tiene abiertos los brazos para acogerte.
Entra sin miedo en esa fiesta de adoración y de silencio.
Te hago sitio en mi vida, Dios mío. Deja tu huella en mi corazón.
Escucho en silencio tu callado amor.
Adora el Misterio.
Acalla los ruidos.
Inclina tu corazón y abre los ojos para mirar esa comunicación de amor que no se acaba entre las Tres Personas.
Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro!
Me asomo a tu Vida, como un niño, y quedo maravillado.
Al mirarte, descubro la dignidad y belleza de todo ser humano.
Mira las experiencias comunitarias que conoces.
Aquí, en la Trinidad, tienen su raíz.
Mira también las experiencias en las que tantos seres humanos quedan fuera de los bienes vitales.
Aquí, en la Trinidad, está la energía para tejer otro estilo de vida donde sea posible el compartir.
Vida para todos, eso eres Tú, Trinidad Santa.
Don y tarea, eso eres Tú, Trinidad Santa. Hasta que brote la solidaridad grande entre todos los que estamos en el mundo.
Aprende a vivir en comunidad, suave brisa en la que habla Dios.
Ve por la vida recibiendo y dando, aprendiendo a dialogar, con las manos y el corazón dispuestos para crear una casa, grande como el mundo, abierta, con flores.
Que la gente al mirar nuestra Iglesia, te vean a Ti, Trinidad, se vean a sí mismos, vean a todos los pueblos como una gran familia.

PRECES
* Al caer la tarde tú Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna,
-acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.
* Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.
* Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.
Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.
* Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.
* Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.
* Señor, te rogamos por el Papa, los obispos, los sacerdotes;
- para que nos enseñen a creer en la Trinidad y arrodillarnos ante el misterio para experimentar: la vida, el amor y la plenitud de Dios.
* Altísimo Señor, baja a escucharnos con la bondad que te distingue,
- Para que nuestros párrocos el P. Andrés y el P. Ángel sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus actuales misiones.
* Te rogamos, Señor, por los enfermos y sus familiares, por los que sufren injusticias, o están sin trabajo
- para que el Espíritu dador de Vida, saque del dolor a estos hermanos nuestros que sufren.
* Te rogamos, Señor, por los que dedican su vida a la oración,
- para que en este día de la Jornada Pro- Orantibus, el Espíritu los fortalezca y anime en su callada pero trascendental labor para la Iglesia.
* Te rogamos, Padre de Amor, por todos los que seguimos a Cristo,
-para que pronto seamos uno, y así, sea la Iglesia reflejo de la Trinidad Santísima.

ORACIÓN FINAL (Dos coros)

Tú en mí y yo en ti, Santísima Trinidad.
Tú me habitas como fuente inagotable de amor.

¡Cuánto cuesta escalar la santa montaña de Dios! para penetrar en tu misterio.
Dios Padre, Creador de los cielos y la tierra, ten piedad de mí.

Dios Hijo, rey del mundo, una cruz oculta me ayuda para subir al Calvario, y es allí en la herida abierta de tu costado donde puedo contemplar todo el sufrimiento del mundo.
Dios Espíritu que guías a la Iglesia hacia la verdad plena, ilumina mi corazón.
Tú en mí y yo en ti, Santísima Trinidad.

Tú has puesto tu morada en los contemplativos de Dios, de ti brota el amor a nuestros hermanos, un amor que ha vencido a la muerte, porque Cristo ha resucitado y su gloria se ha manifestado.

Alabado sea el nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

AVE MARÍA Y GLORIA


domingo, 23 de mayo de 2010

"Recibid el Espíritu Santo".



EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
--Paz a vosotros
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
-- Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
-- Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.


Palabra del Señor.


COMENTARIO.

La fiesta del Espíritu.

Dicen algunos que vivimos un momento de grave crisis en la Iglesia. Las divisiones internas que no cesan. El escándalo de los abusos sexuales y su encubrimiento durante años por miembros de la jerarquía, que ha llegado a afectar a las más altas instancias eclesiales. El abandono de la Iglesia por parte de las poblaciones de los países más tradicionalmente católicos. Y muchas más cosas que se podían decir.
Me parece que los que dicen esas cosas a) conocen muy poco la historia de la Iglesia y b) tienen muy poca confianza en el Espíritu de Dios. Basta echar la mirada atrás, a nuestra propia historia para darnos cuenta que ha sido una aventura donde se ha entretejido la mano de Dios con la mano del hombre. La Iglesia es humana y bien humana. Sus dirigentes, sacerdotes, obispos, cardenales, papas, han sido también humanos. Las más diversas motivaciones les han animado. A veces ni tan puras ni tan santas como nos haría creer su cargo. Hemos –porque no hay ninguna razón para sentirnos de los “buenos” y con capacidad para juzgar a los otros– metido muchas veces la pata. Hemos cometido muchos errores. Hemos obrado mal en demasiadas ocasiones.

El Espíritu sigue vivo
Pero llevamos 2.000 años de historia y la Iglesia sigue adelante. Sigue habiendo personas que en el seno de comunidades cristianas normales permiten que la Palabra de Dios les llegue al corazón y que convierta sus vidas en testimonio del amor de Dios en medio de nuestro mundo. No puede haber más respuesta que decir que el Espíritu de Dios sigue vivo entre nosotros. Él es el que anima está perpetua fiesta de la fraternidad redescubierta que es la Iglesia. Él es el que hace que el perdón, la misericordia, la reconciliación sigan siendo la bandera que señala la presencia de Dios en el mundo. Nuestros campanarios no son el recuerdo de la condena ni del juicio ni de la ley. El tañir de las campanas recordaba, sigue recordando, que el Dios de la misericordia puso su tienda entre nosotros “para iluminar a los que viven en tinieblas, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz” (Benedictus).
La fiesta del Espíritu comenzó aquel Pentecostés posterior a la muerte de Jesús. Cuando los discípulos se sentían abandonados y sin fuerzas. Cuando necesitaban encerrarse en una casa –¡hasta las ventanas tenían cerradas!– para sentirse seguros. Entonces llegó el Espíritu. Cayó sobre todos como el fuego que calienta y da vida, como llamarada que alumbra en la oscuridad.Y todo se convirtió en luz. Los que estaban encerrados en la oscuridad no pudieron menos que salir a la luz y entregar aquel fuego a todos los hombres y mujeres del mundo. No tenían miedo. Ni lo iban a tener en adelante. Porque su fuerza no venía de ellos mismos sino del Espíritu de Dios.

Sentir la fuerza del Espíritu

La fiesta del Espíritu no se terminó aquel día en Jerusalén. Se ha alargado hasta nuestros días. En toda la historia –en esa historia poblada de errores, de equivocaciones, de pecado, que es la historia de la Iglesia– el Espíritu no nos ha abandonado nunca. Ha suscitado siempre hombres y mujeres que han llevado la buena nueva del Evangelio por todos los rincones de la tierra, que han renovado la vida de las comunidades eclesiales, que se han comprometido con la justicia y con la dignidad de los hijos e hijas de Dios.
El Espíritu no nos ha abandonado nunca ni nos abandonará. Sólo que algunos se ponen gafas oscuras y no ven más que oscuridad y penumbra y tinieblas y terror. El Espíritu es fuente de confianza y esperanza. El Espíritu nos abre a la vida. Nos hace salir de los cuartos oscuros de la desesperación y mirar nuestro presente y nuestro futuro con gozo y con esperanza. El Espíritu nos hará superar las dificultades presentes como nos ha hecho superar otras en el pasado. Abrirá nuevos caminos. Nos sorprenderá con su creatividad, siempre marcada por la misericordia, por la compasión, por la vida.
Es tiempo de confiar. Es tiempo de dejarnos invadir por la alegría de saber que el Espíritu sigue presente en medio de nosotros, que la buena nueva de Jesús no se va a olvidar nunca, que seguirá tocando los corazones de muchos hombres y mujeres, que seguirá trayendo la paz a nuestros corazones. Porque la Iglesia no es la suma de los que la formamos. Es algo más. La Iglesia es la fuerza del Espíritu en marcha. Por eso, hoy celebramos, una vez más, la fiesta del Espíritu.

Fernando Torres Pérez cmf


"Las coordenadas del Espíritu"


Quizá la idea central es que hay que hacer silencio, acallar ruidos, quitar temores para comprender las dimensiones de Dios y del Espíritu. Un ejemplo claro de esa transformación obrada por el espíritu son los apóstoles, como pasaron del miedo a la valentía en el testimonio de su fe.
"Que podáis comprender... cual es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer la caridad de Cristo". Ni podemos medir a Dios, ni podemos medir el Espíritu de Dios: Dios es inmenso. Pero necesitamos, de alguna manera, meter a Dios en nuestras coordenadas. El Espíritu actúa en estas cuatro dimensiones de nuestra geometría.

Anchura

Una de las dimensiones más hermosas del Espíritu es ensanchar los límites y los espacios de la caridad; ensanchar las paredes de la propia casa. Tendemos a encerrarnos en nuestro propio mundo. El Espíritu rompe nuestra estrechez, abre nuestra cerrazón, supera nuestros egoísmos.
Misión del Espíritu es la despojarnos de nuestros ruidos y nuestros miedos para, hacer posible la fraternidad. Los miedos: la inseguridad material e interior, la indefensión, la propia imagen, el pánico al dolor, la inquietud por no perder la tranquilidad, ... nos impiden ser bienaventurados y rompen la fraternidad y la comunión. Misión del espíritu es acercar a los distantes, unir a los dispersos y hacer entender a los distintos. Él es quien enseña la lengua común, la que todos entienden, basada en el amor, como sucedió en Pentecostés y como sucede cada vez que nos esforzamos por llegar al diálogo y la comprensión.
El Espíritu nos enseña a abrir caminos, tender puentes, suturar divisiones, sembrar reconciliaciones. El Espíritu nos capacita para vivir la comunión, no viviendo para sí, sino para los demás; urge la creación de verdaderas comunidades, donde la solidaridad y la fraternidad son el tejido de cada día.
El Espíritu que todo lo crea y lo recrea, cambia nuestro pequeño corazón por un corazón grande, "en el que resuenen una a una todas las indigencias y aspiraciones" de los hombres, todas las necesidades y proyectos de la humanidad.
Hay que reconocer que pecamos de estrechez y de cerrazón - los ruidos y los miedos -. Estamos excesivamente acostumbrados a nuestro ambiente, nuestros problemas, nuestras parroquias, nuestras comunidades, nuestros grupos y equipos... Somos excesivamente localistas y capillistas. Hay que ensanchar el corazón. Hay que ser verdaderamente "católicos" y ecuménicos. Hay que dominar nuestro afán de protagonismo, nuestro deseo de rivalizar y destacar, nuestro instinto comparativo. Hay que vivir la amplitud y la anchura del Espíritu.

Longitud

Por medio del Espíritu podemos llegar muy lejos, tan lejos como desee nuestro corazón, porque él hace cercano lo remoto. A Veces sentimos la angustia de nuestra limitación, de no poder llegar a quien nos necesita, de no poder dar respuesta a tantas urgencias. Quisiéramos acercarnos samaritanamente a todos los heridos y caídos del camino.
El Espíritu facilita estos deseos de presencia prolongada, porque él hace llegar a todas partes los deseos del corazón. Para el Espíritu no hay distancias. Él hace posible la común - unión de los santos y de lo santo. El amor llega primero, corre más que la luz, más que el pensamiento. El amor da rápidamente la vuelta al mundo. Es cuestión de ponerlo en marcha.
El Espíritu rompe nuestras limitaciones temporales y nos regala experiencias de vida eterna. El Espíritu da a nuestro tiempo densidad y peso de eternidad. El Espíritu redime el tiempo de su vanidad, lo carga de gracia, alargándolo hasta la eternidad.

Altura

El Espíritu nos levanta y eleva hasta la transcendencia. Nosotros tendemos a doblegarnos. El Espíritu de Jesús nos levanta, quiere hacernos crecer, estamos hechos para volar.
La altura la entendemos en sentido de personalización, de dignidad y libertad. El Espíritu es el gran personalizador. El hombre consciente es lo más alto de la creación, y la cima de esta cumbre es Cristo resucitado. Pero es el Espíritu el que eleva a Cristo del sepulcro, como lo hizo en el Tabor, como lo hace con todos los que se incorporan a la resurrección de Cristo.
El Espíritu es el principio de toda personalización, porque el Padre engendra al Hijo en el Espíritu de amor. El amor es el gran dinamismo personalizador. Soy persona en cuanto amo. El Espíritu personaliza nuestra vida, porque nos llena de amor, nos unge de bondad, nos inyecta generosidad, nos abre a ideales elevados.
Altura significa también libertad. El Espíritu nos eleva para que seamos libres. No nos quiere atados, agachados, hundidos, esclavizados. Los vientos del Espíritu son siempre liberadores. Cuando los discípulos recibieron en Pentecostés el viento del Espíritu, superaron sus miedos y ataduras, creció inmensamente su altura espiritual. Hoy sigue el Espíritu soplando sobre nosotros para elevarnos por encima de nuestras bajezas y nuestras tristezas. Y ya se sabe, si nosotros nos elevamos, podemos levantar a los demás, porque quien se eleva levanta el mundo.

Profundidad

No resulta difícil probar que somos tremendamente superficiales, que vivimos con ligereza, que nos relacionamos epidérmicamente, que ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos, que se nos escapa el misterio de las cosas, que no desciframos el signo de los acontecimientos. Pues el Espíritu viene en nuestra ayuda, nos adentra en las profundidades de la existencia. "El Espíritu todo lo sondea, hasta las profundidades de Dios. Nadie puede sondear lo profundo del hombre sino el Espíritu que está dentro de él. Del mismo modo, nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios" (1 Cor 2, 10 - 11).
Nuestra cultura o nuestras costumbres nos llevan a vivir hacia fuera, a aturdirse con los ruidos, a llenarse de cosas, a aceptar la levedad del ser. La gente necesita estar dentro de sí misma.
Con relación a Dios nuestra incapacidad de comprender es total. Nuestra mente está embotada como la de los discípulos de Emaús y no entendemos las Escrituras ni entendemos nada. Necesitamos, claro, el Espíritu de la Verdad, que nos "guiará hasta la verdad completa" (Jn 16, 13). Él es el gran maestro interior; por eso, ya "no necesitáis que nadie os enseñe..., su unción os enseñará acerca de todas las cosas" (1 Jn 2, 27).
Guiados por el Espíritu podemos penetrar en el misterio de Dios. Dios está en la profundidad de todo. Dios no es tanto el Altísimo, sino el Profundísimo. "El nombre de esta profundidad infinita e inagotable y el fondo de todo el ser es Dios" ( P. Tillich ).
El Espíritu nos capacita para llegar al manantial de todo. Nos ayuda a entender el sentido de todo, incluso de lo que parece menos inteligible, como la cruz. Nos ayuda a conocer el secreto de nuestro ser, porque hay en nosotros zonas en las que no permitimos entrar ni a Dios. Nos adentra en el misterio de Dios.



NOTA: El siguiente comentario está sacado de un libro de Cáritas, de Rafael Prieto Ramiro; no recuerdo de qué año. Y está basado en la lectura que pongo a continuación, por lo que sería bueno sustituirla por la segunda de este domingo.
Lectura de San Pablo a los efesios (3, 14 - 19)
"Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien procede toda familia en los cielos y en la tierra, para que, conforme a la riqueza de su gloria, os robustezca con la fuerza de su Espíritu, de modo que crezcáis interiormente. Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que viváis arraigados y fundamentados en el amor. Así podréis comprender, junto con todos los creyentes, cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo; un amor que supera todo conocimiento y que os llena de la plenitud misma de Dios".



Pedro Crespo Arias.







Fuentes:
Pedro Crespo Arias
Fernando Torres Pérez cmf
Ángel Corbalán
Blog Parroquial San garcia Abad.

sábado, 22 de mayo de 2010

“NO HE VENIDO A SER SERVIDO, SINO A SERVIR”

CARTA PASTORAL

Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar




Mis queridos diocesanos:

1. Alentados por el Espíritu

La solemnidad de Pentecostés nos invita todos los años a dar gracias a Dios Padre, que nos envía su Espíritu Santo. Él hace brotar la comunión de los creyentes con Dios y entre sí en la Iglesia, haciéndola evangelizadora de todos los hombres y germen e instrumento del Reino de Dios. En esta fiesta celebramos el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar. Vosotros, los seglares, estáis peculiarmente llamados por Dios a tratar de establecer el Reino de Dios, viviendo en la comunión eclesial e inspirando cristianamente la vida familiar y social.

2. Año Sacerdotal

Este año, la celebración de este Día cobra una importancia especial, pues estamos llevando a cabo en la Diócesis el objetivo prioritario pastoral: “Hacia una Parroquia misionera y evangelizadora”. Mientras que también el Papa Benedicto XVI ha coronado el Año Sacerdotal, con el que pretende impulsar la renovación espiritual de los presbíteros, ayudándolos a poner el extraordinario don recibido de Dios al servicio de la Iglesia y de la sociedad.

3. La fuente de la aldea

La parroquia es el lugar en donde el laico vive inmerso en la vida cotidiana, en su trabajo y en su familia. En la parroquia el laico se encuentra con otros más próximos, con personas y preocupaciones conocidas con quienes, quizás, no necesita hablar mucho, pero con quienes se siente en comunión. La parroquia como señaló hermosamente el Beato Papa Juan XIII, es “la fuente de la aldea” , la casa abierta a la que todos acuden para calmar la sed, y ella ha sido el lugar de encuentro de muchos laicos a lo largo de este año.


4. “No he venido a ser servido, sino a servir”

El lema elegido este año, reza así: “No he venido a ser servido, sino a servir”. Este lema nos invita a tomar conciencia del sacerdocio común y del ordenado. “Tanto los presbíteros como los fieles laicos formamos parte de un mismo cuerpo, de la única Iglesia de Jesucristo. Esta pertenencia eclesial, que es gracia y don de Dios, nos plantea un conjunto de exigencias que debemos tener muy presentes en la vivencia de nuestras respectivas vocaciones” (Mensaje de la Comisión Episcopal de Apostolado Seglar, 2010).

Considero que celebrar en la fiesta de Pentecostés el Día de la Acción Católica y del Apostolado Seglar, en el marco del Año Sacerdotal, es una invitación muy oportuna a reflexionar acerca de la profunda unión y complementariedad que existe entre el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial y sus exigencias, a fin de que asumamos con gozo cada uno la vocación a la santidad y para que demos pasos decisivos en la corresponsabilidad y la misión evangelizadora de la Iglesia.

5. Corresponsabilidad de los fieles cristianos laicos

El Papa Benedicto XVI, en la misma carta, indicaba la profunda vinculación existente entre el sacerdocio ministerial de los presbíteros y el sacerdocio común de los fieles cristianos laicos.

En este sentido el Concilio Vaticano II recomienda a los presbíteros que para promover la corresponsabilidad de los laicos deben tener presente que “con todos los que han nacido de nuevo en la fuente bautismal, son hermanos entre sus hermanos, puesto que son miembros de un mismo Cuerpo de Cristo que todos tienen que construir. Los presbíteros, por tanto, han de presidir de tal manera que, sin buscar sus propios intereses, sino los de Cristo, colaboren con los laicos y se porten en medio de ellos a ejemplo del Maestro, que entre los hombres “no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20, 28). Reconozcan y promuevan sinceramente los presbíteros la dignidad de los seglares y la suya propia y el papel que desempeñan los seglares en la misión de la Iglesia. Deben escuchar de buena gana a los laicos, teniendo fraternalmente en cuenta sus deseos y reconociendo su experiencia y competencia en los diversos campos de la actividad humana, para poder junto con ellos reconocer los signos de los tiempos (...) Además, confiando en los laicos, han de encomendarles tareas al servicio de la Iglesia, dejándoles libertad y margen de acción, incluso invitándolos oportunamente a que emprendan actividades también por propia iniciativa” (Concilio Vaticano II, Decreto “Presbyterorum ordinis”, n. 9).



6. Acompañamiento y compromiso apostólico

“En una sociedad crecientemente secularizada, pluralista, individualista, fragmentada y conflictiva... las asociaciones, pequeñas comunidades eclesiales y los movimientos apostólicos deben facilitar a sus miembros y ofrecer a todos la ayuda y medios necesarios para: - personalizar la fe y vivirla evangélicamente; - seguir un proceso de formación permanente; - celebrar comunitariamente la fe; - encontrar un ámbito eclesial de discernimiento comunitario; - asumir las responsabilidades personales y ser fieles en los compromisos adquiridos en la comunidad eclesial y en la vida pública; - constituir el sujeto social necesario para una presencia pública significativa y eficaz” (CEE, “Cristianos laicos, Iglesia en el mundo”, n. 97).

7. Mirada agradecida

Mi mirada agradecida se dirige, en primer lugar, hacia el Apostolado Seglar y la Acción Católica, que dio frutos abundantes en nuestra Diócesis, y está llamada a continuar dándolos, hacia las numerosas asociaciones, que hacen presentes en los diversos campos de la vida social, y miro también con esperanza a los nuevos movimientos que están apareciendo en la Iglesia, en respuesta a las nuevas necesidades de nuestro tiempo. Deseo recordar que toda asociación y movimiento encontrará siempre un criterio válido de autenticidad en su capacidad de integrarse
orgánicamente en la Diócesis para contribuir a edificar la Iglesia de Cristo.

8. Oración apostólica

Con ocasión de esta celebración, agradezco a los presbíteros, a los cristianos laicos y a las asociaciones y movimientos apostólicos vuestro testimonio creyente y vuestra inquietud misionera.

Os invito, pues, a orar a Dios Padre para que su Espíritu nos asista, y a que pongamos nuestros ojos en Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, y nuestra esperanza, confianza y mirada en la Santísima Virgen María, modelo de Madre de los creyentes y Estrella de la Evangelización.

Reza por vosotros, os quiere y bendice,



+ Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta
Cádiz, 17 de mayo de 2010.

viernes, 21 de mayo de 2010

Ven Espíritu Santo !!!. (Oración al Altísimo)



ALABANZAS AL SANTÍSIMO

INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO


Canto:
En nuestra oscuridad enciende la llama de tu amor, Señor, de tu amor, Señor.

INTRODUCCIÓN
En la mañana de Pentecostés la Iglesia de Cristo se puso en marcha con enorme eficacia y celeridad. Nunca, antes, un movimiento religioso se había expandido, pacíficamente, a tal velocidad, con tanta intensidad. Y era el Espíritu Santo –la gran promesa de Cristo a sus apóstoles—quien daba impulso a la joven y naciente Iglesia. Hoy, que han pasado, más de dos mil años seguimos esperando que el Espíritu venga sobre nosotros para mejorar nuestras vidas y nuestra fe, esperanza y amor.


MONICIÓN AL EVANGELIO
Las claves de lo que es Pentecostés las encontraremos en el Evangelio de Juan: Igual que Jesús penetra en el Cenáculo en medio de personas aterradas por el miedo, así aparece hoy Jesús en nuestro corazón. Vamos a dejarle entrar; Él nos trae el amor, la paz, la fortaleza, la luz, la compañía... Y nos ofrece para siempre el Espíritu

EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
--Paz a vosotros
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
-- Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
-- Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
Palabra del Señor.

ORACIÓN-CONTEMPLACIÓN:


Espíritu Santo: ven sobre todos nosotros, desciende como la lluvia y empápanos. Llénanos de tus dones: de la dulzura de tu presencia; sin ti nada es bueno, nada es recto ni auténtico.
Ven, Espíritu Santo: llénanos con tu fuerza; edúcanos en el camino de Jesús. Oriéntanos a la hora de dar tus respuestas a los viejos y nuevos problemas de esta Humanidad.
Toma nuestras vidas. Hazlas de nuevo. Sopla sobre nuestro barro.
Recréanos. Queremos ser un vaso nuevo.
Ven, Espíritu de Amor, interioriza nuestras vidas y experiencias diarias. Haznos sentir la comunión con cuantos se han dejado rehacer por ti.
Ven, ocupa nuestro corazón para que sea de verdad templo donde continuamente se adore y se alabe al Señor.
Sana nuestras enfermedades; limpia nuestra suciedad; doma todo lo rebelde, guía a quien tuerce el sendero.
Haznos volver de los caminos que no llevan a ninguna parte. Recorre despacio nuestra historia para que nada en ella quede baldío o muerto.
Haznos cantar la belleza de las cosas y personas. La belleza de tu Iglesia: sus comunidades religiosas, sus Movimientos y asociaciones.
Danos fuerza para cantar desde el dolor y la prueba. Condúcenos a nuestra plenitud de hombres hechos a la medida de Jesús, para que el Padre nos contemple y vea en nosotros sus mismos ojos y su mismo corazón.
Ven, Espíritu Santo, recrea nuestra existencia y nuestros paisajes.
Danos capacidad, no sólo de recuperarnos, sino de crear un mundo nuevo. Un mundo que no sea sino la huella del paso del Señor por nuestra vida.



PRECES

Al caer la tarde tu Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna
-acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.
Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.
* Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.
* Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.
* Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.
* Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.

* Altísimo Señor, baja a escucharnos con la bondad que te distingue,
- Para que nuestro párroco el padre Andrés y el padre Ángel sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus actuales misiones
*Señor, concede a los sacerdotes, religiosos, educadores y catequistas el don de consejo,
- para que fomenten en la Iglesia y en la sociedad el diálogo y avancen en el camino de la renovación y la unidad.
* Envía, Señor, Tú Espíritu a los que trabajan con enfermos y marginados y concédeles el don de la piedad,
- para que sepan ser testigos de amor, de la ternura y de la misericordia de Dios.
* Concede, Señor a los ancianos y a los enfermos el don de la fortaleza,
- para que después de una vida entregada al servicio de los demás y a su vivencia de la fe, sepan vivir esta última etapa de su vida con gozo y agradecimiento profundo por todo lo recibido. A los enfermos, para que se alejen de ellos todos los miedos que les impiden descubrir a Jesús en el dolor.

ORACIÓN FINAL: A LA ESPERA DE PENTECOSTÉS CON MARÍA

¡Santa María, Madre de Dios!
Queremos consagrarnos a ti.

Porque eres Madre de Dios y Madre nuestra. Porque tu Hijo Jesús nos confió a ti. Porque has querido ser Madre de la Iglesia.
Te consagramos a ti: Los obispos, que a imitación del Buen Pastor
velan por el pueblo que les ha sido encomendado. Los sacerdotes, que han sido ungidos por el Espíritu. Los religiosos y religiosas, que ofrendan su vida por el Reino de Cristo. Los seminaristas, que han acogido la llamada del Señor.
Los esposos cristianos en la unidad e indisolubilidad de su amor con sus familias.
Los seglares comprometidos en el apostolado.
Los jóvenes que anhelan una sociedad nueva.
Los niños que merecen un mundo más pacífico y humano.
Los enfermos, los pobres, los encarcelados, los perseguidos, los huérfanos, los desesperados, los moribundos.
Ruega por nosotros pecadores!
Madre de la Iglesia, bajo tu patrocinio nos acogemos y a tu inspiración nos encomendamos. Te pedimos por la Iglesia, para que sea fiel en la pureza de la fe, en la firmeza de la esperanza, en el fuego de la caridad, en la disponibilidad apostólica y misionera, en el compromiso por promover la justicia y la paz entre los hijos de esta tierra bendita.
Te suplicamos que toda la Iglesia se mantenga siempre en perfecta comunión de fe y de amor, unida a la Sede de Pedro con estrechos vínculos de obediencia y de caridad.
Te encomendamos la fecundidad de la nueva evangelización, la fidelidad en el amor de preferencia por los pobres y la formación cristiana de los jóvenes, el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, la generosidad de los que se consagran a la misión, la unidad y la santidad de todas las familias.
¡Ahora y en la hora de nuestra muerte!
¡Virgen, Madre nuestra! Ruega por nosotros ahora. Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores y la reconciliación de todos los hermanos.

(Oraciones a María de Juan Pablo II)

jueves, 20 de mayo de 2010

Nuestra Patrona, La Virgen de la Palma........está en nuestra Parroquia!!!!


Desde el Martes 18 de Mayo, está en el Templo de nuestra Parroquia, nuestra Patrona, Nuestra Señora de la Palma.

Llegó al Templo, acompañada del Hermano Mayor de la Cofradía y el fiscal. Se le recibió por parte de nuestro párroco, Andrés Drouet, y los feligreses que se encontraban esperando , tras la Eucaristia de las 8 de la tarde.

Una vez en el Templo, nuestra Patrona, se encuentra presidiendo desde lo alto de una mesa , el altar.

Desde allí, nos contempla.


Una vez instalada, los feligreses, le rezaron en Santo Rosario.

La oración, fué dirigida por nuestro párroco Andrés y con la importante colaboración de las señoras de la Pastoral de Oración.


Nuestra Patrona, seguirá con nosotros hasta el día 23. A continuación, estará en distintas parroquias de Algeciras.

Una forma de estar con todos, en este mes de Mayo, mes de la Virgen María.

Durante estos días que nuestra patrona esté con nosotros, después de la Eucaristía, se llevará a cabo, el rezo del Santo Rosario en su honor.


La imagen, es una réplica, de la que se encuentra en el interior de la Iglesia de la Palma, que es una talla italiana del siglo XVIII que según la tradición fue sacada de un barco al que las inclemencias del tiempo no dejaban salir de puerto; fue destruida tras los incidentes de mayo de 1931 pero restaurada más tarde, no todos los elementos de la iglesia corrieron la misma suerte pues se perdió el altar mayor y la Custodia.

domingo, 16 de mayo de 2010

Jesús se vá, pero se queda entre nosotros !!!!!

Evangelio de San Lucas (24,46-53)


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
-- Así estaba escrito:

el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Y vosotros sois testigos de esto.
Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.
Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos los bendijo.

Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo).
Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Palabra del Señor



COMENTARIO.


"ENTREGAR LA VIDA "

Hay muchas formas de vivir y también de morir. La muerte parece igual para todos pero no es así. Cada persona la vive a su manera. Cada uno se adentra en su misterio desde una actitud propia y personal. No es lo mismo morir entregando confiadamente la vida que morir rebelándose ante lo inevitable.

Para quien se agarra a esta vida como un bien definitivo, la muerte es la máxima desgracia, el enemigo supremo que nos ataca desde fuera y nos arrebata lo más precioso que tenemos: ese aliento misterioso que nos hace existir. Pero, ¿es posible acercarse a la muerte desde otra actitud?

Para un creyente, la vida es un regalo. El gran regalo que recibimos gratuitamente del Creador. No es una posesión. No es algo que hemos fabricado nosotros. Yo no hago nada para que la sangre corra por mis venas. No trabajo para hacer latir a mi corazón. Vivo sostenido misteriosamente por Dios.

Quien vive desde esa actitud, sin sentirse dueño y señor exclusivo de su existencia, puede morir entregando confiadamente su vida al Creador. No es fácil. La muerte no pierde nunca su trágica seriedad. Pero morir se convierte en un acto de fe, el acto de fe más grande que podemos hacer los humanos: poner nuestra existencia definitiva en manos de Aquel que es la fuente misteriosa de nuestro ser.

No es lo mismo morir «que entregar la vida». Para quien entrega la vida, la muerte no es algo que le sobreviene fatalmente desde fuera, sino el abandono confiado en Dios. Este «entregar la vida» no es necesariamente un acto puntual que se ha de hacer en el momento final. Es una orientación de toda la vida. La entrega final se prepara de muchas maneras y no es sino la culminación de todo un estilo de vivir.

La muerte se anticipa en muchas pequeñas muertes. La entrega se anticipa en muchas pequeñas entregas. Es la renuncia al afán de preservar la vida en este mundo la que nos conduce a disfrutar para siempre de la vida eterna.

A Jesús nadie le arrebató la vida, la entregó él confiadamente al Padre. Por eso, Dios lo resucitó. Éste es el núcleo de la fiesta cristiana de la Ascensión.



"La responsabilidad de los cristianos"

Celebramos hoy la fiesta de la Ascensión del Señor a los cielos. Se va Jesús y nos deja solos ante el mundo.
Dice una canción del Último de la Fila: "Tu ausencia te hace más real"; es decir, Jesús se va, pero se queda entre nosotros. El sentido de su ausencia podría ser que los cristianos asumamos nuestra mayoría de edad y empecemos a enfrentarnos con la vida, con el mundo "como si Dios no existiese" (algún teólogo protestante, Dietrich Bonhoeffer, dijo algo parecido). No para aprovechar y vivir la vida sin criterios y sin valores, derrochándola, sino para vivirla responsablemente sin "echar balones fuera" (a Dios). Dice, en este sentido, la primera lectura: "Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?".

Y el Evangelio: "En su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos".
Con la Ascensión del Señor, llega la responsabilidad de los cristianos.
Esta fiesta de la Ascensión del Señor es como una invitación a ser cristianos en el mundo. El cristiano existe desde Jesucristo, en la Iglesia y para el mundo. La misión del cristiano, del seglar, se debe realizar en el mundo en el que vive. No sólo la misión, también su ser cristiano (la vocación) es secular.
Podríamos decir que la misión del cristiano es transformar el mundo según los criterios del Evangelio. Dice el Concilio Vaticano II: "La misión de la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico" (A.A. 5).
Es decir, impregnar y perfeccionar el orden temporal con amor, perdón, justicia, comunión, verdad, vida, paz... no sólo con valores, también con principios: "Hay que hacer el bien y evitar el mal", "No hagas a los demás lo que no quieres que hagan contigo", "Hay que decir la verdad", "Dichosos los pobres...", "Buscad el reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura"... Podríamos decir que el cristiano ha de estar al servicio del reino de Dios: un mundo mejor, tanto que cada vez se parezca más al cielo.

Están bien esos términos que emplea el Concilio: impregnar y perfeccionar. La Gracia perfecciona la naturaleza humana; así podemos decir que el cristianismo, la Iglesia, perfecciona el orden temporal.
Es decir, es capaz de llevar a cotas más altas de humanidad todo lo humano. Me gusta de un modo especial el término "impregnar".
Solemos concebir la religión como un barniz externo, que decora por fuera y poco más; sin embargo la religión está llamada a IMPREGNAR toda la persona y toda la realidad.
Es como si los cristianos nos tuviésemos que sumergir (bautismo) en un aceite aromático y quedarnos en él hasta empaparnos bien y salir impregnados de ese aroma, de tal manera que donde vayamos extendamos el buen olor de las buenas obras, como buenos "ambientadores" (cristianos en los distintos ambientes). Ese buen olor nos ha tocado y transformado los criterios, los valores, los principios, las actitudes, las obras, los centros de interés, las opciones...
La cuestión siempre más espinosa es plantearse el CÓMO hacer esa impregnación. Hemos de tomar conciencia de que nuestra fe debe incidir en todos los aspectos de nuestra vida. Impregnados de Dios, hasta los poros de nuestra piel rezuman ("De la abundancia del corazón, habla la boca") sus criterios. Por eso el TESTIMONIO PERSONAL es el mejor vehículo para transmitir la fe, para transformar el mundo y la sociedad. Hemos de convencernos de esta gran verdad: el mundo de hoy escucha más a los testigos que a los maestros, y si escucha a los maestros es porque son testigos.

Además del testimonio personal, nuestra sociedad está necesitada de la participación de los cristianos en las instituciones públicas: asociaciones, hermandades, ayuntamientos, ampas... en las que hay que hacer que las decisiones y centros de interés, opciones y obras giren en torno a esos valores. En estos lugares, la misión del cristiano consiste en que lo que se hace se haga conforme al Evangelio.

Pero, además, nuestra sociedad está necesitada de cristianos que se asocien con otros para defender determinados fines del Evangelio y de la Iglesia. Necesitamos militancia cristiana en movimientos de la Iglesia. Pensar, por ejemplo, en los Movimientos de Acción católica.

En todos estos tipos de presencia y entre todos los criterios y principios, los cristianos hemos de tener muy presente, hoy en día, la apertura a la transcendencia, que en definitiva es lo que nos mueve y a lo que está cerrándose nuestro mundo.

Nos dice la segunda lectura: "Que Dios os dé Espíritu de sabiduría para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos..." Así Dios y la esperanza de la otra vida deben estar muy presentes en el compromiso de la construcción de un mundo mejor.

Una ocasión singular para impregnar de Dios el orden temporal son las nuevas tecnologías, hoy que celebramos la 44 Jornada Mundial de los Medios de Comunicación Social: "Las nuevas tecnologías al servicio de la Palabra. El sacerdote y el mundo digital". Benedicto XVI hace una referencia explícita a los sacerdotes a anunciar el Evangelio en estos medios: internet.

Y La primera cristiana, impregnada de Dios, llena de Gracia, testigo singular de su Hijo... es la Virgen María, a la que recordamos de una manera especial durante este mes de Mayo. Que su ejemplo nos estimule a la hora de ser cristianos valientes en medio de nuestro mundo.
















Fuentes
José A. Pagola

Pedro Crespo Arias
Ángel Corbalán
Blog Parroquia San garcia Abad

viernes, 14 de mayo de 2010

"Señor, Tú eres el centro de mi vida". Oración Comunitaria!!!!!




ALABANZAS AL SANTÍSIMO

INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO

INTRODUCCIÓN


A Jesús le gusta sobre todo «bendecir».
Bendice a los pequeños y bendice sobre todo a los enfermos y desgraciados.
Su gesto está cargado de fe y de amor. Desea envolver a los que más sufren con la compasión, la protección y la bendición de Dios.
No es extraño que, al narrar la despedida de Jesús, Lucas lo describa levantando sus manos y «bendiciendo» a sus discípulos.
Es su último gesto.
Jesús entra en el misterio insondable de Dios y sus seguidores quedan envueltos en su bendición.
Hace ya mucho tiempo que lo hemos olvidado, pero la Iglesia ha de ser en medio del mundo una fuente de bendición.
En un mundo donde es tan frecuente «maldecir», condenar, hacer daño y denigrar, es más necesaria que nunca la presencia de seguidores de Jesús que sepan «bendecir», buscar el bien, hacer el bien, atraer hacia el bien.

MONICIÓN AL EVANGELIO
El Señor se va pero, su misión, la sigue llevando adelante su cuerpo visible que es la Iglesia. Hoy, Jesús, sube al podium del cielo: ha cumplido, ha vencido, ha ganado y, ahora, va camino del abrazo del Padre. Escuchemos con atención.

EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 24, 46-53

<En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
-- Así estaba escrito:

el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.
Y vosotros sois testigos de esto.
Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.
Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos los bendijo.

Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo).
Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Palabra del Señor

ORACIÓN-MEDITACIÓN

Comienza tu oración con el corazón cerca de Dios.
Me postro en tu presencia, Señor.
Tú eres el centro de mi vida.
En lo más hondo de mi corazón tienes tu morada.
Te adoro Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Recuerda agradecido/a los misterios de Jesús.

Alimenta tu vida de creyente con los grandes misterios de la fe.
Todo lo que El vivió es para tu vida, para el perdón de tus pecados, para que vuelvas los ojos hacia la Trinidad.


Gracias, Jesús, por tu vida entre nosotros.Gracias por tu Cruz salvadora. Gracias por la alegría inmensa de tu Resurrección.

No tengas miedo de tu debilidad. Jesús te elige para ser testigo de su amor en el mundo.

El Espíritu te abre los horizontes inmensos de la humanidad para que dejes, tú también, la semilla del Evangelio.

Ven Espíritu. Contigo mi vida se hace más sencilla, menos complicada.
A mi ritmo humano dejas lo que me rodea sembrado de testimonio.
Tú me ayudas a manifestar abiertamente mi fe.

Bendice a manos llenas.
Bendice a todos con María.


Bendice a los que te rodean.
Bendice a la tierra. Bendice a Dios.


Bendice y abraza tu propia vida.
La bendición y la alegría con el regalo del Espíritu.

Donde hay bendición y alegría no puede haber cosa mala.
Te glorifico, Espíritu Santo.

Me bendices, para que bendiga.
Eres el regalo que Jesús me hace, eres mi alegría.

PRECES .

* Al caer la tarde tu Hijo nos ofreció su cuerpo como alimento de vida eterna
-acepta nuestra oración vespertina y haz que no falten en tu Iglesia vocaciones religiosas al servicio de los más necesitados.
* Padre de bondad, que aceptaste la ofrenda de tu Hijo,
- suscita en nuestras parroquias jóvenes dispuestos a dar su vida por ti en servicio a sus hermanos.
* Te pedimos Señor por las familias cristianas,
- para que sean “Iglesia doméstica” donde puedan nacer futuras vocaciones para la Iglesia universal.
* Te pedimos Señor por los Seminarios y Noviciados
- que los jóvenes que allí se preparan vivan su formación con gozo y generosidad.
* Al llegar a su término esta jornada, haz que no decline en la Iglesia la esperanza de tu Reino,
- enriquécela con numerosas vocaciones a la vida consagrada.
* Dios misericordioso, que hiciste de María un modelo de entrega a los hermanos,
- haz que los jóvenes vean en ella un modelo a imitar.
* Altísimo Señor, baja a escucharnos con la bondad que te distingue,
- Para que nuestro párroco el padre Andrés y el padre Ángel sientan cercana en todo instante la especial protección de María Santísima particularmente en los instantes de sus desconsuelos y soledades en el ejercicio de sus actuales misiones
* Te pedimos, Señor, por el Papa
- para que le acompañe el Espíritu Santo en su viaje a Fátima
* Te pedimos, Señor, por todos los sacerdotes que nos ayudan a descubrir, celebrar, vivir y guardar el tesoro de la fe.
- Para que no se cansen nunca de indicarnos con su vida y con sus palabras hacia el encuentro con Dios.
* Te rogamos, Señor, por todos los que se desilusionan cuando ven que sus proyectos no siguen adelante.
- Para que vean en Jesús una persona que les invita a superarse, a luchar y a conquistar metas más altas que lo que el mundo nos propone.

ORACIÓN FINAL: SEÑORA DE LA PASCUA

Señora de la Pascua,
Señora del viernes y del domingo,
Señora de la noche y de la mañana,
Señora del silencio y de la Cruz,
Señora del Amor y de la Entrega,
Señora de la palabra recibida
y de la palabra empeñada,
Señora de la paz y de la esperanza.
Señora de las partidas,
porque eres la Señora
del transito o de la pascua, ¡escúchanos!,
hoy queremos decirte “muchas gracias”,
muchas gracias por tu “Fiat”,
por tu completa disponibilidad de esclava,
por tu pobreza y tu silencio,
por el gozo de tus siete espadas,
por el dolor de tus partidas
que fueron dando la paz a tantas almas.
Muchas gracias
por haberte quedado con nosotros
a pesar del tiempo y de las distancias.

Nuestra Señora de la Reconciliación,
imagen y principio de la Iglesia:
hoy dejamos en tu corazón
pobre, silenciosos y disponible,
esa Iglesia peregrina de la Pascua.

Una Iglesia esencialmente misionera,
fermento y alma de la sociedad
en que vivimos,
una Iglesia profética que sea el anuncio
de que el reino ha llegado ya.

Una Iglesia de auténticos testigos,
insertada en la historia de los hombres,
como presencia salvadora del Señor,
fuente de paz, de alegría y de esperanza. Amén.


AVE MARÍA Y GLORIA









Fuentes:
Ana Navarro
Ángel Corbalán
Blog Parroquial San Garcia Abad.